Este viaje en el corazón de la biodiversidad empieza en Bonito, ciudad bastante turística que conduce hacia el Pantanal. Conocida por sus aguas cristalinas y sus numerosas cuevas de roca caliza. Tenemos la suerte de entrar en una de ellas : la cueva es impresionante, estamos solos en un agua translucida y temperada, en el cual se reflejan las estalactitas incrustadas en el techo.

Por primera vez desde el inicio de nuestro viaje y siguiendo los consejos de los locales, participamos en una actividad turística. Esta consiste en bajar un río fluctuando.Poco atraídos por este tipo de actividad, teníamos un poco de miedo de lanzarnos en eso pero una vez en el lugar mismo, estuvimos realmente impresionados por la belleza del lugar. 30 metros de visibilidad bajo del agua con una fauna acuática increíble. Es realmente una sensación única estar emergido en este río. El contraste es alucinante: encima del agua es el bosque verde y abajo una pecera tropical a donde cruzamos el camino de numerosas doradas al reflejo dorado, de Pacú negro carbón y de Piraputangas. ( el pez el más común en estas aguas)

Por cierto, esta bajada fue paradisíaca y estamos realmente impresionados por la biodiversidad que se encuentra en estas aguas. Sin embargo, la realidad de bonito es como el resto de Brasil. El bosque se ha convertido en campo destinado a la ganadería. Los dueños de las atracciones son ellos mismos granjeros.

Poco a poco, entramos en el Pantanal y tenemos la buena sorpresa cruzar un oso hormiguero gigante (myrmecophaga trydactyla) chupando las termitas con su larga y fina lengua.

Decidimos dar una vuelta para irnos a la orilla de un rió. Después de unos kilómetros, localizamos una entrada llevando hacia el rió. Entramos en una vegetación densa, dejamos las bicis acostadas en árboles y entramos en la selva. De repente, un oso hormiguero pequeño (Tamandua tetradactyla) se levanta sobre sus dos patas traseras para impresionarnos. Emite un aliento de rabia para anunciarnos que estamos en su territorio. al final, nos acepta y se echa una siesta en un árbol.

En el camino hacia Corumba, el calor no para de cansarnos y tenemos que hacer varias paradas para hidratarnos con algunos tragos de Terere. De hecho, gracias a la simpática persona que se paró en la mitad de la carretera para darnos una botella de hielo. Luego, a 150 kilómetros de Corumba, la temperatura cae radicalmente. Difícil de creer que aún estamos en el Pantanal.

Los numerosos cocodrilos del día anterior han desaparecido, anunciando un día frío y húmedo.

Una lluvia fuerte nos golpea la cara durante varias horas. Las orillas de la carretera están llenas de Garzas blancas ( Ardea Alba). Se encuentran en grande cantidad tanto como los mosquitos, abundantes en esta región.

Una vez en Corumba, participamos en una expedición científica en cooperación con la institución Homem Pantaneiro y la institución Mamede.

Después de haber cargado el equipamiento y la comida, el motor se pone en marcha. Desamáramos las ultimas cuerdas del muelle con un objetivo común : el Pantanal salvaje. Navegamos lentamente en el río Paraguay y miramos las luces de la ciudad alejarse.

El barco es bastante grande con un piso más estrecho. Dormimos en camas superpuestas en un dormitorio común. El dormitorio está situado justo al lado del motor, dejando escapar un ruido ensordecedor. Nos obliga a dormir con protectores auriculares para disminuir este alboroto.

Navegamos toda la noche hacia el amanecer para poder empezar el trabajo en el terreno.

Primero, salimos con un barco a motor más pequeño para realizar diferentes análisis de agua en varios sitios del rió. Estas sirven a analizar la calidad del agua y los resultados son bastante positivos. La particularidad del Pantanal es que se protege a su mismo. De hecho, encontramos la temporada seca y la temporada de lluvia. Durante la lluviosa, este ecosistema es totalmente sumergido bajo del agua, impidiendo así cualquier tipo de explotación agrícola. Aunque este entorno queda aún bien preservado, las presiones exteriores siguen a amenazar su equilibrio. Las principales son los monocultivos y la ganadería. Ambos contribuyen a la deforestación, modificando así la región. De hecho, la deforestación provoca  grandes erosiones cargadas de arena. Esta se acumula en el fondo de los ríos y modifica la hidrografía del Pantanal.

Acompañamos igualmente el trabajo de dos biólogas, Simone Mamede y Maristela Benites, especialistas de los mamíferos y pájaros del Pantanal. Las salidas de 2-3 horas tienen por objetivo de efectuar el censo de individuos presentes en un mismo lugar. Aunque el Pantanal no tiene ninguna especie endémica, representa un corredor migratorio importante por numerosas especies.

Jabiru Mycteria, Pájaro emblemático del Pantanal 

Durante esta primera expedición, tuvimos la suerte encontrar numerosas especies: un grupo de monos de la noche (Aotus azarae ), reconocibles por sus grandes ojos. Varios araras rojo ( arara chloroptera), un pequeño tatú gallina (Dasypus novemcinctus)  y numerosos pájaros.

Después de este primer día, embarcamos de nuevo en el barco más grande para pasar la noche y navegar hacia el norte. Nuestro objetivo: Alcanzar la Sierra de Amolar, ubicada a 300 kilómetros de Corumba.
El día siguiente, visitamos la escuela autóctona Ribeirinha ubicada en el centro del Pantanal.  Por estos estudiantes, fue primera vez que dos extranjeros les visitaban. Es con alegría que les mostramos en el mapa a donde se encuentra Bélgica y que les explicamos un poco de nuestra cultura. Nuestra venida tenia también por objetivo de explicarles nuestro proyecto en esta región del Pantanal y hablarles de la importancia de preservarla.

Terminamos el día con Diego Viana, veterinario especializado en los grandes felinos. En este caso los jaguares y los pumas. Le acompañamos para colocar cámaras en los árboles, permitiendo así contabilizar los jaguares presentes en la región. Los resultados, así como las imágenes son impresionantes. 14 jaguares (4 machos, 6 hembras y 4 jóvenes) fueron registrados el último mes en un territorio de 3000 hectáreas. Según un estudio, se estima una población de 6,7 jaguares por 100 kms cuadrados. El Pantanal registra la mayor población de jaguares del mundo, así como los más grandes individuos (pueden alcanzar un peso de 160 kilogramos). Aunque la población de jaguar había totalmente caído en los años 70 por culpa de la caza intensiva, es actualmente bastante satisfactoria. Sin embargo, por culpa de la deforestación contribuyendo a la pérdida de su territorio, el jaguar queda una especie amenazada.

Después de 4 días bien ocupados, es tiempo de despedirse del Pantanal. Para celebrar esta expedición, subimos encima de un cerro para admirar un último panorama de esta inmensa extensión salvaje.

Durante las 5 horas de vuelta, el Pantanal nos ofrece un último regalo. Descubrimos en un árbol un grupo de monos aulladores (Alouatta caraya), así como una familia de nutrias gigantes (Pteronura brasiliensis).

Es satisfecho por esta única experiencia que desembarcamos en Corumba.

Agradecemos particularmente al instituto “Homem Pantaneiro” así como al instituto “Mamede” por esta ocasión única que nos ofrecieron y por el trabajo que realizamos juntos.