El Perú fue durante mucho tiempo el centro del emporio inca. Un emporio que conoció a su apogeo durante los siglos 15-16 antes de la llegada de los invasores españoles. Actualmente, los campesinos han guardado numerosas tradiciones y creencias de esta época. La mayor parte de la población sigue a hablar el quechua (lenguaje inca) y orienta su creencia a la Pachamama ( la madre tierra). Si recordamos principalmente a los incas por su ingeniosidad y el tamaño del emporio, es importante mencionar que el Perú albergó centenas de comunidades. Cada una tenía sus propias tradiciones y culturas. Un país rico en cultura y en diversidad que cruzamos en 3 meses.
Pasamos la frontera entre Bolivia y Perú por las orillas de lago Titicaca. Temprano en la mañana, las familias de pescadores están en la playa, sacando los Ispis de las redes de pesca. Llegando a Puno, tenemos las ganas de pasar el año nuevo en Cusco (La capital del emporio Inca). A pesar de las lluvias fuertes, cumplimos 600 kilómetros en una semana y llegamos al buen momento. Las festividades son inusuales. los fuegos artificiales se van por todos lados y terminan a veces en el medio de la gente. El desorden es omnipresente y muy divertido a observar. Para terminar la ceremonia de buena manera, la aldea navideña de la plaza central empieza a quemarse por culpa de un petardo mal orientado.
Luego, decidimos visitar el sitio de Choquequirao. Bajamos las curvas de la montaña en un camino de tierra hacia el pequeño pueblo de Cachora, lugar de salida por la caminata del Choquiquerao. Los paisajes son suntuosos y nos dan el sabor de los días a venir. El día siguiente, caminamos, mochila a la espalda, en dirección del sitio. 2 días de caminata intensos son suficientes para que alcancemos las ruinas plantadas en un entorno espectacular. Siendo difícil de acceso y requiriendo una buena condición físico, el sitio es poco frecuentado. El día que entramos, hay a pena 10 personas en el sitio. Nos sentimos como pioneros descubriendo las ruinas.
Temprano en la mañana, el sitio está lleno de misticismo por las neblinas que cruzan el sitio.
El sitio de Choquequirao, como numerosas ciudades incas fue construido de manera lógica en harmonía con la naturaleza. En el mundo indígena de los Américas, la organización es dual, tal cual es el caso por las ciudades incas. El más fascinante, es el sistema hidráulico : Numerosos canales cruzan el sitio de manera a distribuir el agua de la parte alta «Hanan» ubicada al norte hacia la parte baja » Hurin» ubicada al Sur. Antes de llegar en las diferentes terrazas de cultivos situadas en la parte baja, el agua tenía que transitar por el lugar sagrado llamado el Ushnu, este era dedicado a los sacrificios y las observaciones astrológicas.
Un factor único y propio al sitio de Choquiquerao : las llamas dibujadas con piedras blancas incrustadas en las terrazas inferiores. Estos están orientados hacia el norte, mirando al agua sagrado del glaciar Corihuayrachina, el apu principal de la ciudad (Un apu significa a la vez: glaciar, montaña y dioses). Esta observación nos muestra la importancia del agua en la sobrevivencia de los incas.
Después de esta caminata, estamos de vuelta en nuestras bicis, listos para afrontar las últimas etapas de montaña de esta increíble cordillera de los Andes. Nuestros días hacia la capital se resumen en una sucesión agotadora de subidas variando de una veintena de kilómetros por las más cortas y de 65 kilometres por las más largas.
Pasando una de las numerosas cumbres
Cada mañana, nos despertamos sabiendo que tenemos que afrontar interminables subidas seguidas por sus largas y lindas bajadas. Acumulamos aproximadamente más de 300 kilómetros de subida en apena 10 días. ¡El tour de France ya no nos da miedo!
En el camino, tenemos la suerte de participar en la celebración de la “Tunantada” en el pequeño pueblo de Jauja. Una tradición que tiene lugar a la mitad de enero. Esta relata la historia de los invasores españoles. Pasamos un día muy agradable con la gente local y volvemos a pedalear con muchos recuerdos.
El domingo, es el día sagrado en Perú. O más bien, el día nacional de la borrachera. Numerosas veces, somos invitados a unos tragos, o botellas … resulta que tenemos a veces que afrontar subidas en un estado de ebriedad.
Recordaremos por mucho tiempo nuestro último día hacia Lima. Empezamos el día terminando la subida del día anterior. Una veintena de kilómetros para alcanzar la cumbre nevada de Ticlio, ubicada a 4700 metros de altura. Estamos muy felices y satisfechos de haber terminado esta parte complicada del Perú. Solo nos falta bajar las curvas y de disfrutar la bajada la más larga desde el inicio de nuestro viaje. Una bajada de una centena de kilómetros pasando por las cumbres nevada al calor de la costa del pacifico. Y todo eso, en apena unas horas.
Una vez en Lima, encontramos a nuestras familias después de un año de viaje sin verlos. ¡Que felicidad! Es cuando estas lejos de tu familia que realizas la importancia que tiene a tus ojos y la falta de estar con ellos. Pasamos 9 días formidables dando una vuelta por el lago Titicaca en Puno, hasta la hermosa ciudad de Cusco. Terminamos esta vuelta por el famoso “Machu Picchu”.
Otra noticia, a partir de ahora nuestras aventuras no serán en dúo sino en trio con la llegada de Bertrand quien ha decidido de hacer parte del proyecto Cycling-Togeth’Earth hasta el fin de las Américas.
Querríamos agradecer a la familia de Walter y Marcos quien nos han recibido durante 10 días y con los cuales pasamos agradables momentos. Además de haber tenido tiempo para preparar el equipamiento de Bertrand, hemos también editado el video » un año de aventura en 4 minutos»
Una vez todo ordenado, estamos listos para irnos hacia la cordillera blanca, en Huaraz. Pero para alcanzar este lugar, la ruta sube. Con el fin de bautizar nuestro amigo Bertrand, le preparamos una pequeña subida. Casi 100 kilómetros que él logra sin ningún problema.
En el pequeño pueblo de Mayorarca, tenemos la suerte de participar en el carnaval. Este es totalmente particular. La tradición es la siguiente: los hombres del pueblo se van al monte para cortar un árbol » El corta monte», mientras las mujeres esperan cerca de la plaza principal.
Luego, los hombres vuelven con un enorme eucalipto. Sigue una lucha tremenda para plantar el árbol en un hueco cavado en la plaza central. Los hombres jalan gritando las cuerdas manteniendo al árbol. La tarea no es fácil. Varias veces el árbol se cae. Poco a poco el árbol se levanta bajo el ritmo de la música producida por las flautas y los tambores.
Una vez el árbol en su lugar, unas piedras son colocadas para mantener el eucalipto. Durante la ceremonia, una bebida caliente de caña de azúcar es distribuida para dar fuerza a las almas cansadas. Al atardecer, la música empieza de nuevo. Esta vez todo el pueblo está unido. Niños, mujeres y hombres bailan mano en la mano al alrededor del árbol decorado de regalos. Cada persona del circulo tiene que contribuir en la tala del árbol. Entonces, se baila con un hacha en la mano dando 3 golpes en el tronco para luego pasar el bastón. La embriaguez aumentando, los golpes de hacha se ven cada vez más inseguros. De hecho, Julien recibió un hacha volante en el pie. El tronco se corta poco a poco, la intensidad de la música aumenta, y al final el árbol se derrumba en la gente quien está atenta para cosechar los regalos. La fiesta sigue luego hasta el amanecer, hasta que las almas agotadas por el alcohol y los bailes se vuelvan a su hogar para descansar y repetir la costumbre en la tarde del mismo día.
Una vez en Huaraz, nos alojamos en la casa de Miguel. Su hermosa familia nos adopta por unos días con fin que produzcamos la segunda parte de nuestro reportaje en cuanto a la desaparición de los glaciares andinos. En esta perspectiva, entrevistamos a Benjamín Morales, presidente de la institución INAIGEM (instituto nacional de investigación de los glaciares y de los ecosistemas de montaña). Ver el artículo: Glaciares andinos en vía de extinción.
Miguel y su familia
Entrevista con Benjamin Morales
Antes de seguir hacia el norte, tenemos la suerte de probar el famoso Cuy Chactado. Se trata de un cobaya frito a la sartén. Un plato muy apreciado en Perú.
Ahorra, tenemos por objetivo pasar la frontera y llegar a Ecuador. Es con alta velocidad, siguiendo el rio furioso, que cruzamos el legendario cañon del pato : 47 túneles, que a veces nos sumergen en una oscuridad absoluta. Los acantilados, llenos de piedras inestables, no son muy reconfortantes. El menor movimiento podría producir un derrumbe de pierda que no nos dejaría ninguna suerte. Mantenemos nuestra calma y alcanzamos la ruta panamericana.
La panamericana es una ruta poca interesante, pero a lo menos es plano y avanzamos bien. Cumplimos los días con 100 kilómetros. Aunque la ruta sale un poco monótona, hay siempre un elemento para maravillar el día. En la orilla de la ruta, percibimos una colonia de garzas blancas. Los huevos eclosionaron y las crianzas reclaman comida. Centenas de garzas se pelean en el cielo para colmar el apetito de los recién nacidos. Un espectáculo grandioso.
Y como siempre encontramos a gente fantástica. Como este encuentro en Santa rosa, con Cesar y su esposa.
Llegando al pueblo de Guadalupe, encontramos a Roberto quien nos invita a pasar la noche en su local. El día siguiente, en la tarde, el cielo se oscurece rápidamente. Un nube da la vuelta al pueblo. Estamos en el ojo del ciclón. De repente, una lluvia fuerte se cae. En menos de un minuto, un deslizamiento invade la sala. Desplazamos las bicis e intentamos colocarlas en un lugar seco. Intentamos de sacar el mas de agua con escobas. De esta manera, logramos a mantener el nivel de agua abajo de las rodillas. Una hora más tarde, es la tregua. El suelo de la casa está recubierto por una espesa capa de arena. Ayudamos a limpiar el local y partimos hacia el norte a donde otras sorpresas nos esperan.
En Chiclayo, una fuerte lluvia nos sorprende. Las calles se convierten en una real piscina olímpica. Las aceras están totalmente cubiertas de agua. Es imposible de distinguir los huecos presentes en la ruta. La situación es complicada, pero logramos a salir de esta antes del atardecer. El día siguiente, estamos forzados tomar una otra ruta por razón que La ruta principal es inundada. El rio acaba de desbordar. Pedaleamos ahorra en una región más verde y aún más cálida que la anterior.
Iguanas, pájaros, insectos y más que todo grillos (por las lluvias fuertes) hacen su aparición.
Estamos ahorra en Piura, a 100 kilómetros de la frontera ecuatoriana. Un país que esperamos con impaciencia porque vamos a explorar la amazonia de una manera extraordinaria. Sorpresa en el próximo episodio de nuestras aventuras.